Si estamos regando manualmente las plantas de exterior, ya sea con manguera o con regadora, difícilmente le estaremos aplicando una dosificación adecuada y/o con la cadencia correcta.

Suele pasar que unos días estaremos de mejor ánimo y les aportaremos agua como para encharcarlas, y otros, iremos con el tiempo justo y solo les rociaremos las hojas creyendo que es suficiente.

¿A quién no se le ha “ido el santo al cielo” y se ha olvidado regar en unos cuantos días?… Lo peor es cuando de golpe, sentado en el sofá te viene a la memoria que no riegas desde la semana pasada (o más!), y entonces cogemos la manguera y nos dedicamos a inundar todo para compensar la sequía a la que han estado sometidas.

Cualquier vegetal para un desarrollo sano y vigoroso, se trate de los arbustos que tenemos en las jardineras… del césped… o de las trepadoras de la valla, necesita hidratación equilibrada en cantidad y regularidad.

A tener en cuenta que las plantas en macetones, o jardineras, o tiestos, o en cualquier recipiente que esté expuesto al sol (como es el caso de las terrazas), aún es más acentuado el problema de deshidratación, puesto que se calientan y se les evapora la humedad rápidamente.

Montar una línea de riego, es la garantía de vida de las plantas,